Aunque la inteligencia emocional está en la agenda de las organizaciones, aún se encuentra en una etapa incipiente dentro de muchas organizaciones.
La salud mental, al igual que la física, es fluctuante. Nadie está exento de atravesar un momento en el que no se encuentre en condiciones óptimas. La salud emocional de los colaboradores impacta directamente en las organizaciones, por lo que es necesario fomentar una cultura preventiva colectiva, alertó Cata Abellan Martínez, Fundadora de Platikkemos.
Todo esto repercute en la productividad: afecta la concentración, alarga los tiempos de ejecución, dificulta la toma de decisiones y limita el aprendizaje de nuevas tareas, precisó la fundadora de la plataforma dedicada al cuidado de la salud emocional y mental de los colaboradores en las empresas.
Sobre los estigmas alrededor de la salud mental, y la labor de los líderes para acotarlos, expuso que el 60% de las personas nunca ha compartido con nadie su estado de salud mental, ni siquiera con compañeros cercanos, líderes o personal de recursos humanos. Las barreras aún son muchas.
La clave para superarlas está en compartir y escuchar con empatía. Las personas necesitan espacios para expresar sus inquietudes y preocupaciones, y ahí los líderes tienen un papel fundamental. La empatía y la escucha activa son competencias esenciales: comprender las emociones de los demás y actuar en consecuencia. Está demostrado que los líderes empáticos generan menor nivel de estrés, mayor motivación y más resiliencia en sus equipos.
En este contexto, mencionó el primer Barómetro sobre Salud Emocional y Bienestar Laboral, que incluye la visión de 400 profesionales de recursos humanos. El reporte desvela que 71.3% señaló que sus empresas implementan iniciativas en esta materia. Entre las más destacadas se encuentran:
Sostuvo que, como vivimos en un mundo globalizado e hiperconectado, lo que sucede en un país puede replicarse en otros contextos. Para dimensionar, recientemente se informó que en España las empresas pagarán 16 mil millones de euros en bajas laborales en 2025, un 233% más que en 2015. El impacto en productividad y competitividad es enorme.
Esto confirma que sí podríamos enfrentar una “epidemia silenciosa” si no atendemos de raíz la salud mental en los entornos laborales.
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