El reporte ofrece conocimientos fundamentados para que gobiernos, empleadores y trabajadores puedan aprovechar la tecnología salvaguardando al mismo tiempo los derechos fundamentales y prácticas laborales eficaces.
A medida que las organizaciones incorporan cada vez más la inteligencia artificial en procesos como la contratación, la fijación de salarios, la programación y la evaluación del desempeño, crece también el riesgo de confiar de manera acrítica en herramientas basadas en datos que no siempre son adecuadas para gestionar personas. Esto ocurre, especialmente, cuando los sistemas se implementan sin salvaguardias apropiadas o sin un entendimiento pleno de sus limitaciones.
Así lo advierte el análisis AI in Human Resource Management: The Limits of Empiricism, elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El documento identifica riesgos estructurales que los responsables de políticas y los empleadores deben atender para garantizar prácticas alineadas con los principios del trabajo decente.
“Las organizaciones suelen asumir que la IA mejorará la eficiencia o reducirá los sesgos, pero estos sistemas dependen de la calidad de sus objetivos y de sus datos”, señaló Janine Berg, economista principal del Departamento de Investigación de la OIT. “Sin un enfoque centrado en las personas, la IA puede socavar inadvertidamente la equidad, la transparencia y la confianza en el lugar de trabajo”.
El informe examina cómo se integra la IA en la gestión de recursos humanos y revela que muchos sistemas operan con objetivos poco definidos, datos sesgados o incompletos y algoritmos opacos. Estas deficiencias pueden distorsionar la toma de decisiones, profundizar desigualdades y exponer a las organizaciones a riesgos legales y éticos.
Asimismo, el análisis vincula estos desafíos con una tendencia histórica dentro de la gestión del talento: equiparar la cuantificación con la objetividad. Bajo esta lógica, el uso intensivo de métricas y datos puede reforzar la falsa idea de que las decisiones automatizadas son necesariamente neutrales.
La publicación propone un marco práctico para evaluar sistemas de IA aplicados a la gestión humana y recomienda fortalecer la participación de los trabajadores, establecer mecanismos de gobernanza claros y aumentar la transparencia en el diseño e implementación de estas tecnologías. Además, subraya la importancia del diálogo social para promover una adopción responsable de la IA que respete los principios del trabajo decente.
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