En un escenario marcado por la persistencia de la informalidad y la desigualdad, y en medio de profundas transformaciones del mundo del trabajo que exigen respuestas urgentes, América Latina y el Caribe registraron una recuperación moderada del empleo. Así lo señala el Panorama Laboral 2025 de América Latina y el Caribe, publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El informe revela que, durante la primera mitad de 2025, la tasa promedio de participación laboral en la región se situó en torno al 63%, mientras que la tasa de ocupación alcanzó casi el 60%. En paralelo, la tasa de desocupación mantuvo su tendencia a la baja y se ubicó alrededor del 6 %, uno de los niveles más bajos de los últimos 15 años.
Estas cifras indican que el número de personas que trabajan o buscan activamente empleo se ha mantenido estable respecto al año anterior, y que una mayor proporción de la población logró incorporarse al mercado laboral, según la página web de la OIT.
En cuanto a la participación de las mujeres, el desempeño ha sido relativamente más favorable que el de los hombres en los últimos años; sin embargo, las brechas siguen siendo significativas. Los hombres registran una tasa de participación y de ocupación 22 puntos porcentuales superior a la de las mujeres, mientras que la desocupación femenina supera en dos puntos porcentuales a la masculina.
La situación es aún más compleja entre las personas jóvenes. El grupo de 15 a 24 años presenta una tasa de desocupación casi tres veces mayor que la de los adultos, y una incidencia de informalidad del 56 %, frente al 43 % registrado entre la población adulta.
La OIT subraya que cada punto porcentual en los indicadores laborales representa a millones de personas que trabajan, buscan empleo o quedan excluidas del mercado laboral. El acceso a un empleo decente no solo determina los ingresos, sino que incide directamente en la salud, la educación, el bienestar y las oportunidades de desarrollo. Por ello, el organismo advierte que no basta con la recuperación de cifras: es imprescindible avanzar hacia la formalización y el trabajo decente como pilares de un desarrollo sostenible y con justicia social en la región.
El informe también destaca profundas disparidades entre países, así como diferencias por género, edad y sector económico. Mujeres y jóvenes continúan siendo los grupos más expuestos a la informalidad, el desempleo y el trabajo precario. Asimismo, analiza los cambios en el mundo del trabajo, con especial atención al empleo en plataformas digitales, donde uno de los hallazgos indica que, a mayor nivel educativo, mayores son los ingresos percibidos.
“El empleo se está transformando. Aunque hay avances en los indicadores generales, es necesario mirar más allá de la superficie. Los datos evidencian grandes disparidades entre países y grupos poblacionales, y las nuevas formas de empleo requieren marcos normativos y políticas públicas actualizadas”, explicó Gerson Martínez, economista laboral y autor principal del informe.
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