Aprender a separar la identidad personal de la productividad constante es un paso fundamental para desarrollar hábitos más saludables en torno al trabajo y el descanso. Sin embargo, de acuerdo con Hogan Assessments, en un contexto de alta exigencia laboral, para un número significativo de personas desconectarse durante las vacaciones resulta sorprendentemente difícil.

Este comportamiento no obedece únicamente a la llamada “adicción al trabajo”. En muchos casos, refleja una sobrecarga estructural. Profesionales en posiciones de alta responsabilidad o que gestionan múltiples prioridades a lo largo del año suelen utilizar el tiempo libre para avanzar en tareas que no logran completar en jornadas fragmentadas.

Hogan Assessments, firma especializada en ciencias de la personalidad, señala que la dificultad para desconectarse está estrechamente relacionada con rasgos individuales que influyen en la manera en que las personas se vinculan con la responsabilidad, el logro, el control y la incertidumbre. Por ello, el reto de desconectar no se distribuye de manera uniforme: algunos profesionales enfrentan mayores obstáculos que otros.

La firma identifica cuatro características de personalidad que suelen dificultar el descanso efectivo:

• Sentido exacerbado de responsabilidad. Las personas con estándares extremadamente altos tienden a sentirse responsables de todo, incluso cuando deberían estar desconectadas. Ausentarse del trabajo puede generarles ansiedad ante la posibilidad de errores, retrasos o problemas que no se atiendan adecuadamente, lo que las impulsa a supervisar o mantenerse informadas incluso durante las vacaciones.
• Dificultad para desconectarse emocionalmente de los demás. Quienes trabajan en sectores de cuidado o alto impacto —como salud, educación o ámbito social— suelen asumir una responsabilidad emocional que trasciende sus obligaciones formales. Aunque se alejen físicamente del trabajo, la preocupación por pacientes, estudiantes, equipos o comunidades los acompaña, dificultando el descanso mental.
• Percepción de que bajar el ritmo implica perder impulso. Emprendedores y profesionales de alto desempeño suelen estar motivados por la ambición y la competitividad. Durante las vacaciones, pueden temer perder oportunidades o retroceder, lo que los lleva a mantenerse parcialmente conectados. Para ellos, el descanso puede sentirse improductivo, aun cuando el agotamiento sea evidente.
• Asociación del valor personal con estar ocupado. En algunos casos, la dificultad para desconectarse se relaciona con problemas para delegar o soltar el control. En otros, la causa es más interna: la autoestima está profundamente ligada a la productividad. Cuando estar ocupado equivale a ser valioso, el descanso puede generar culpa en lugar de alivio.

“Después de un año de presión y exigencias constantes, desconectarse debería sentirse natural, pero para muchas personas ocurre lo contrario y genera ansiedad. Cuando el logro, el control o la responsabilidad están estrechamente ligados a la identidad, las vacaciones pueden sentirse como perder una parte de uno mismo”, explica Ryne Sherman, director científico de Hogan Assessments.

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