Acercándose el fin de año, entramos a una época en la que usualmente nos tomamos un tiempo para agradecer y reconocer a nuestros equipos, premiando sus logros.
Al mismo tiempo, nos cuestionamos cómo vamos a impulsar la motivación para la entrada del nuevo año, cómo inyectamos en la gente ese espíritu ganador, esas ganas de recalcular y empezar de nuevo con más energía y deseo para alcanzar las metas de la organización.
Sabemos que a las personas las impulsan diferentes cosas, a unas el reconocimiento, a otras el crecimiento, el salario, etc. Pero ¿cómo hacer para que ese impulso sea más duradero en el tiempo y aplique a los diferentes intereses y caracteres?
Una de las formas para hacerlo, es a través de la inspiración, que, para mí, a nivel empresarial es la capacidad que tenemos como líderes para detonar en nosotros mismos y en los demás, el sentimiento de que el propósito organizacional es, también, el nuestro individual.
Aunque no soy un experto en el tema, comparto algunos factores, que me han funcionado personalmente, a través de los cuales nos podemos “auto inspirar” e intentar inspirar a otros:
Primero y fundamental, encontrar un objetivo común y avanzar hacia él con foco. Definamos un norte y no nos distraigamos. Si como lideres mostramos continuamente prioridades diferentes, o si todo se convierte en una prioridad, se desdibuja el norte, el foco y las estrategias. Seamos firmes en decir no, y en inculcar al equipo que enfocarse en la estrategia algunas veces teniendo que hacer de lado cosas que no agregan tanto valor, también está bien.
La seguridad, en el sentido de hacer ver al equipo sus fortalezas, su potencial, mostrarles que pueden lograr grandes cosas (solo si realmente se lo proponen), y también ser claros en lo que deben mejorar. Creamos que podemos, pero demostrémoslo con hechos y resultados.
Inculcar la disciplina. La disciplina como una fuerza persistente que nos impulsa a que nuestros esfuerzos y acciones sean sostenibles en el tiempo. Un ambiente de sana competencia en el que la disciplina dé la ventaja, siempre, nos exigirá sacar lo mejor de nosotros mismos.
Y, por último, el ejemplo. Quien no evidencia a través de sí mismo lo que espera de los otros, decepciona, y la gente no sigue a mentirosos. Es necesario ser coherente y consecuente con lo que decimos y, fundamentalmente, lo que exigimos a los demás.
Para mí, la motivación algunas veces puede ser una batería de corto plazo; enfoquémonos más en inspirar, este puede ser un camino para que tanto nosotros como nuestro equipo descubramos la realización a través del trabajo (#FulfillmentThroughWork).
Y ustedes, ¿Qué ponen en práctica para inspirarse a sí mismos y a otros?
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